Ensayo biográfico-Moises

                                                                                                                                   Ulises Peroni    


                                                      Ensayo biográfico-Moises


Este ensayo biográfico narra la historia de Moises, considerado como un personaje mitológico más que uno real, Moises es el profeta más importante para la religión judía. Libertador del pueblo hebreo de la esclavitud de Egipto y encargado por Dios de entregar la ley escrita. El ensayo empieza con la infancia de Moisés destacando su acceso a la monarquía egipcia y después pasa a su adultez donde encuentra su nuevo destino en la vida. Este trabajo contiene anécdotas y citas que nos ayudan a comprender mejor el viaje de Moises.

Moisés nació en el siglo XIV a. C en la tierra de Gosén, Antiguo Egipto. Hijo de padres esclavos ya que el pueblo hebreo era considerado inferior y maltratado por los egipcios. Sus padres fueron Amramse y Yojeved bat Levi quienes tuvieron dos hijos más llamados Miriam y Aaron. Miriam tuvo un sueño donde se le decía que Amram tendría un hijo que sería echado al agua pero sería rescatado y después salvaría al pueblo de Israel. Al contarle la historia a su padre él y su esposa tendrían otro hijo, Moises. Mientras tanto el Faraón (sin nombre) todavía con preocupación por la creciente población de los israelitas, manda a asesinar a todos los niños hombres. La madre de Moisés aterrada por la vida de su hijo lo esconde durante tres meses, sin embargo después, por miedo a que lo descubran y lo maten lo pone en una cesta de papiro enlucida con betún y brea y, con su hermana vigilando, la coloca en los juncos junto al Nilo. Durante su viaje por el río Dios envió un gran calor sobre todo Egipto buscando que estos salieran al Nilo a bañarse y de esta forma Moisés fuera encontrado por la hija del Faraón. Un ángel hacía compañía a Moisés en la canasta y cuando se acercó la hija del Faraón él golpeó al bebe para que llorara y así llamara su atención. La hija del Faraón llamada Termutis se acercó y vio al niño y de inmediato se dio cuenta que era de los hijos de los hebreos, los cuales debían morir pero tuvo piedad con Moisés. Termutis sufría de lepra, cuando tocó la canasta y la soltó ocurrió un milagro, todo su cuerpo se había curado por lo cual se alegró en gran manera. Al ser sacado del río le puso como nombre "Moisés", la elección de este nombre se debía porque "lo sacó del agua" (Éxodo 2:10). A la nueva hermana de Moises se le sugiere que le traigan a una mujer hebrea para que amamante al chico así que trae a su madre que al menos al inicio se reúne con su hijo. Durante su infancia Moisés fue puesto a prueba por el Faraón. Un día él le quitó de la cabeza del Faraón la corona y la puso sobre sí mismo. Los magos del egipcio interpretaron esto como una mala señal, y aconsejaron al Faraón en contra de Moisés. Para saber si le había sacado la corona por maldad o inocencia al Faraón se le aconsejó que delante de Moisés se pusiera una piedra preciosa de un lado y brasas en el otro. En el momento que Moisés quiso tomar la piedra preciosa su ángel de la guarda desvió su mano hacia las brasas. Al tocarlas se quemó y por instinto colocó su mano dentro de su boca por lo cual se lastimó tanto la mano como la boca y la lengua. Debido a esto Moisés era “pesado de boca y lengua” ya que le costaba trabajo hablar. Así fue como Moisés se salvó de la muerte. Cuando entra en la adultez, precisamente a los cuarenta años, es testigo del arduo trabajo que los esclavos hebreos realizan para los egipcios. Un día observa a un egipcio golpear sin piedad a un esclavo. Moisés al actuar termina matando al agresor y decide enterrar su cuerpo en la arena. Al siguiente día camina junto al pueblo y ve a dos hebreos peleando, al separarlos pregunta cuál es el problema. Uno de ellos le contesta haciéndole una pregunta si piensa matarlos como hizo con el egipcio. En ese momento Moises se da cuenta de que su crimen se ha hecho conocido y decide huir de Egipto hacia Madián. Allí se detiene un momento en un lugar al lado de un pozo. Presencia allí a una banda de pastores malvados que agreden a otras pastoras. Moises las defiende y conoce al padre de las pastoras, su nombre era Jetró y era sacerdote de la tierra que habitaba. El padre adoptó a Moisés como hijo suyo y le permitió que trabajase como supervisor y responsable principal de los rebaños. Con el paso del tiempo Jetró también permitió que Moisés se casase con su hija mayor conocida como Séfora.​ Como pastor vivió en Madián por cuarenta años, en ese tiempo con Séfora tuvieron dos hijos a quienes llamaron Gersón y Eliezer. En cierta ocasión Moisés llevó a sus ovejas al monte Horeb, allí encontró una zarza que ardía sin consumirse. Al acercarse a la zarza Dios le habló a través de la misma revelando su identidad e intención a Moisés. El debe regresar a Egipto para liberar a su pueblo, sin embargo Moises  no está interesado y le responde a Dios: "Por favor, envía a otro" (Éxodo 4:13). Dios le deja claro a Moisés que volverá a Egipto. Le promete que todo saldrá bien y que le otorgará poderes sobrenaturales que convencerán al Faraón de que responde en nombre de Dios. Dios también expresa contradictoriamente que "endurecerá el corazón del faraón" para que no acepte el mensaje y no deje libre a su pueblo  y al mismo tiempo que el Faraón acepte el mensaje y deje ir a su pueblo. Al regresar a su tierra natal Moisés habla con el Faraón pidiéndole la libertad de su pueblo, este se niega rotundamente. Moises acude a Dios quien no tiene más remedio que tomar una dura decisión, enviar las diez plagas sobre los egipcios. Por orden cronológico tuvieron lugar las plagas de conversión del agua en sangre, la invasión de ranas, la invasión de piojos y mosquitos, la invasión de moscas, la peste del ganado, padecimiento de úlceras/sarpullido, la lluvia de fuego y granizo, la invasión de langostas y saltamontes, el oscurecimiento total de la tierra y finalmente la muerte de los primogénitos egipcios. Con esta última tragedia el Faraón finalmente cede y permite a Moises y a su pueblo irse en paz. Moisés junto a su pueblo por orden de Dios se llevaron una gran cantidad de tesoros. Con dirección al este comienza así el largo camino hacia la tierra prometida. Fueron desde Ramsés hacia Sucot unos seiscientos mil hombres. Los hebreos se movían a paso lento y tuvieron que acampar tres veces antes de dejar atrás la frontera egipcia. Volviendo al Faraón el cambió de parecer y con un gran ejército se dirigió hacia Moises y su pueblo con intención de recuperarlos como esclavos. Atrapados entre el ejército egipcio y el mar los hebreos se desesperan, sin embargo Moises, con la ayuda de Dios, divide en dos el Mar Rojo pudiendo así cruzar. Cuando los egipcios trataron de cruzarlo las aguas se volvieron a cerrar y todo el ejército se ahogó. Moises conduce a su pueblo siguiendo las señales que Dios le otorga las cuales son una columna de nube de día y una columna de fuego de noche. El viaje en el desierto resulta duro, los israelitas se quejan y extrañan Egipto. Al escucharlos Dios les otorga maná para comer y agua para beber. Los israelitas llegan al Monte del Sinaí. Dios les pregunta si aceptan ser su pueblo y ellos responden que sí. Dios aparece en lo alto de la montaña y los hebreos ven la nube y oyen su voz. El dice que Moisés debe escalar la montaña. Al escalarla Moises desaparece por cuarenta días y cuarenta noches ya que se encuentra con Dios y recibe los Diez Mandamientos, las leyes de Dios para su pueblo, las instrucciones para el arca de la alianza y el tabernáculo que albergará la presencia de Dios entre el pueblo. Mientras tanto, abajo del monte los hebreos temen su muerte y debido a los nervios le piden a Aarón que les construya un ídolo al que puedan adorar y pedir ayuda. Aarón derrite en el fuego los tesoros que se llevaron para forjar un becerro de oro. En la montaña Dios ve lo que ocurre y amenaza con destruirlos a todos. Gracias a la súplica de Moisés Dios simplemente le dice que baje y resuelva lo acontecido. Moisés al encontrarse con su pueblo se enfurece y tira los Diez Mandamientos sobre el becerro de oro destruyendo ambos. Después llama a Aaron y a los que permanecieron fieles a su verdadero Dios, exige que asesinen a todo individuo que obligó a Aarón fabricar el ídolo para ellos. Los levitas de Moisés (tribu servidora de Dios) matan a unas tres mil personas. Luego Dios exclama que no acompañará más al pueblo porque son "de dura cerviz" y si siguiera el viaje los terminaría matando por frustración. Moises buscando que Dios los perdone establece un trato con él, él será el único dios y ellos serán el pueblo elegido. Los acompañará personalmente como un ser divino para dirigirlos y reconfortarlos. Dios vuelve a escribir los Diez Mandamientos en unas nuevas tablas que Moisés le da y que se guardan en el arca de la alianza, esta misma alojada en el tabernáculo la cual es una carpa muy elaborada. Dios también ordena a su pueblo que le hagan un candelabro de oro puro, una mesa de madera de acacia y que muestren ante su presencia en el tabernáculo para recibir las ofrendas. Aclara que se cree un jardín para el tabernáculo y especifica las ofrendas aceptables y los múltiples pecados que se deben evitar y expiar. Los hebreos ya no tendrán que juzgar su existencia ni preguntarse su que o porque, entre las instrucciones dadas todo queda muy claro y también sabrán que él está entre ellos en el tabernáculo. A pedido de Dios Moises hace un censo de todos los israelitas para tener una mejor organización, este censo sólo tiene en cuenta a los hombres mayores de 20 años y se hizo con la ayuda de un jefe patriarcal de cada tribu. De las trece tribus se obtiene el número de 622,573 personas. Al estar cerca de la tierra prometida Moisés manda a doce espías investigarla y dar un reporte de las bondades de aquella región. Al pasar cuarenta días de estudio los diez espías dan un reporte gravemente pesimista sobre los individuos que habitaban esas tierras, esto produce miedo y desconfianza a las promesas de Dios. A pesar de que él esté al lado de los israelitas ellos siguen dudando, temiendo y cuestionándolo. Solo dos espías manifiestan su optimismo exclamando que Dios les dará una mano para que la nación hebrea se asiente allí. Dios harto de la pérdida de fe por parte de su pueblo decide castigarlos, su generación no entrara a la tierra prometida y deberán vagar por el desierto por cuarenta años. Tras cuarenta años de vagar por el desierto los israelitas de aquella generación mueren​ y la autoridad de Moisés pasa a Josué (militar, gobernante y lugarteniente de Moises). Ya estando cerca de la tierra prometida el rey de aquella zona, Balac, teme al pueblo de Israel entonces llama a un adivino conocido como Balaam para que maldiga al pueblo de Israel. Sin embargo Dios envía a un ángel para dialogar con Balaam y persuadirlo de bendecir a los hebreos, cosa que al final hace tres veces. Volviendo a Moisés él había golpeado por dos veces una piedra en Meribá buscando que de ella fluyera una fuente de agua. Dios vio este acto como una señal de duda y le prohibió el acceso a la tierra prometida.​ Solo pudo contemplarla desde lo alto del Monte Nebo en Moab, allí terminaría falleciendo. Fue enterrado en una tumba sin nombre.

Las vivencias de Moisés como el centro entre su pueblo y Dios, así como sus leyes se encuentran en los libros de Números, Levítico y Deuteronomio que junto con el Génesis y el Éxodo son considerados los primeros cinco libros de la Biblia. Autor que se atribuye tradicionalmente al propio Moisés.


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