Cuento Policial

¿El dinero o algo más?


Manchester siempre ha sido muy apacible y pacífica, hasta el punto que te puedes llegar a aburrir bastante porque no ocurre nada interesante. A veces un poco de desorden viene bien y por suerte lo conseguí. Lawrence entró muy contento a mi despacho y me dijo: 

-Detective tenemos caso- 

Al fin, pensé, era la oportunidad perfecta para que mi asistente y yo tuviéramos el reconocimiento que tanto anhelamos. 

-Rápido- le dije -No hay tiempo que perder y traete al perro negro con nosotros-

-¿El enano?- me pregunto -¿Ese pulguiento?

-Si, si no hay otro- Le conteste y finalmente partimos a la zona del crimen.

Llegamos al lugar, al parecer habían robado en mi dulcería favorita cerca de la calle Wembley, pero gracias a dios no se habían robado ninguno de los dulces sino el dinero, así que no tenía nada de qué preocuparme. Los tres entramos en el negocio que estaba rodeado de policías por fuera del mismo. Había una mujer hablando con alguien, al vernos se acercó a nosotros y nos dijo:

-¿Puedo ayudarlos en algo caballeros?- 

-Si puede- le respondí -Somos de la asociación de detectives de la ciudad. La policía nos llamó, a mi asistente, a mi perro y a mi para que ayudaramos con el caso y así atrapar al malhechor de este horrendo crimen.

-Bueno- dijo -Me llamo Heather y soy la encargada del negocio. Al parecer alguien a la noche forcejeó la puerta del local, logró entrar y se robó todo el dinero. Creemos que abrió la caja con este cuchillo herrumbroso- Me entregó el cuchillo

-No muy inteligente de él dejar semejante evidencia en el lugar donde robo- dije -Creo Lawrence que nos enfrentamos con un amauteur-

-Sin dudas- contestó Lawrence y le pase el cuchillo a él -A pesar de estar oxidado todavía tiene algo de filo ¿A qué hora señorita cree que entró el ladrón?- le pregunto a Heather.

-¿Cómo podría saberlo? Estaba en mi casa durmiendo cuando ocurrió esto- le respondió.

-Está bien- dijo Lawrence -¿La entrada de este negocio es la única salida del lugar o hay otra?- preguntó con mucha curiosidad.

-Si- respondió -es imposible que no saliera por la puerta de entrada ya que es la misma para la salida-.

-¿Y no hay otras habitaciones en esta dulcería?- pregunto -se me hace muy raro que el ladrón sólo fuera a la caja y no revisará todo el lugar ya que podria encontrar mas cosas de valor-

-¿Tu crees?- le pregunté.

-Sin dudas Bennet- me respondió con mucha confianza.

-Bueno- dijo Heather -este local cuenta con dos habitaciones más. La cocina donde preparamos los dulces y el sótano donde guardamos la mercadería. Es imposible que entrara en la cocina ya que revise la puerta y no estaba forcejeada. Seguía cerrada desde el día de ayer. Sin embargo el sótano no tiene puerta, tampoco lo revisamos porque no creemos que pudiera conseguir algo de valor allí ya que solo hay dulces para preparar.- agregó.

-Interesante- dije yo mientras me rascaba la mandíbula.

-Mi intuición dice que deberíamos ir al sótano- dijo Lawrence.

-Eso no es intuición torpe sino obviedad- le respondí burlándome un poco de él.

-Bueno- agregó Heather -vayamos al sótano y veamos si encontramos alguna evidencia-.

Nos dirigimos los cuatros al sótano, teníamos que bajar una larga escalera para llegar ahí. 

-Cuidado- dijo Heather ya que las escaleras estaban un poco mojadas y si nos descuidamos podiamos caernos. 

Después de bajar las escaleras llegamos al sótano. Era un pasillo larguísimo con muchos caminos donde se encontraban los estantes con la mercadería, parecía el laberinto del minotauro. Muy poco iluminado y cuidado estaba, eso provocó que mis impresiones del lugar se cayeran a pedazos. ¿Si el sótano era un asco como estaría la cocina? ¿Volvería a este lugar después de resolver el crimen? Me preguntaba internamente. Si hubiera sido inspector de sanidad les cerraría el local por semejantes condiciones donde guardaban sus productos. Pero no era un inspector de sanidad, era un detective tratando de resolver un caso y tenía que concentrarme. De pronto el perro empezó a oler algo.

¿Qué tienes pulguiento? dije en voz alta. No paraba de ladrar y mover la cola, estaba muy animado.

-Creo que quiere que vayamos al fondo del pasillo- dijo Heather

-Vamos- respondió Lawrence.

Llegamos al final del pasillo y no había. Solo una pared enfrente de nosotros, un camino oscuro a la izquierda y un espejo roto a la derecha. Pero el perro no paraba de ladrar. Miré al espejo que daba con el camino oscuro y vi algo que se movía al fondo, era una forma borrosa.

-Dame la linterna- le dije a mi compañero.

-Ten- me respondió mientras me la pasaba.

Entonces la prendí y como un truco de magia descubrimos a nuestro ladrón. Estaba comiendo los dulces de las cajas de las estanterías y se limpiaba su boca con el dinero. Nunca había visto algo igual. Encima de él había un reloj antiguo y empezó a sonar porque marcaba que eran las 12:00 M.

-Llegó tu hora- dijo Heather.


                                                                 FIN

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